sábado, 11 de octubre de 2014

01

Él la miraba constantemente, esperando algún destello de aquella luz que de vez en cuando se dejaba ver por aquel mundo en fase de autodestrucción.
Algo había, pero esa fuerza sobrehumana que a veces nos lleva a hacer cosas que no deberíamos y que en otras nos obliga a mantenernos en esa fría oscuridad del quiero y no puedo, impedía que pudieran expresarse.
Esperaron y esperaron, pero por más que intentaban mantener la vela encendida, ésta se fue apagando poco a poco hasta que no quedó nada. Y con ella se fue toda esperanza.
Una sensación de inquietud, impotencia y tristeza estuvo con él durante mucho tiempo. Lo dejó todo, y se fue. Se fue al lugar más lejano posible.
Sólo con el tiempo la impotencia de no haber hecho nada que le rodeaba a ella se esfumó. Fue entonces cuando recuperó algo de esperanza. Pero era demasiado tarde.
Él ya se había ido.

~Antares